Durante los últimos años se ha dado un “boom” de la cerveza artesanal. Si bien es cierto que existen algunas cervecerías que comenzaron con este movimiento en México desde mediados de los 90s, esta industria empezó a cobrar fuerza a partir de 2011.
Al día de hoy cuenta con mayor presencia en centros de consumo y autoservicios, festivales cerveceros, plataformas de venta en línea y más de 1200 de marcas disponibles.
¿Pero, a qué nos referimos cuando hablamos de cervezas artesanales?
Para ser considerada una cerveza artesanal, se requiere de lo siguiente:
Independiente. Ningún productor cervecero dominante en el mercado de México, posee más del 25% del capital social de la empresa.
Tradicional. El producto que produce, cuenta en todos los casos con malta, agua, lúpulo y levadura, pudiendo estar adicionada con insumos extras con la finalidad de enaltecer sabores y fomentar las la innovación más nunca para abaratar costos.
Pequeño. Su producción anual no excede el 1% del mercado cervecero nacional.
Más allá de la definición oficial, la cerveza artesanal ofrece un mundo de aromas, sabores y experiencias, que sobrepasan lo que el mercado industrial ha llevado a nuestras mesas por décadas.
En México hemos estado acostumbrados a beber únicamente cervezas de tipo lager, ligeras y refrescantes, pero faltas de sabor, aroma y alma. Las cervezas artesanales abren un enorme abanico de posibilidades para aquellos que deseen ir más allá.
Existen más de 300 estilos de cerveza, a lo que hay que agregarle las versiones “tropicalizadas”, así como la visión e interpretación que cada maestro cervecero traslada a la cerveza, para darle un toque único a cada cerveza.
Esta gran variedad de cervecerías, estilos y etiquetas, nos permiten experimentar y descubrir algo nuevo cada día. Si, además, se exploran las posibilidades de maridaje, le experiencia puede ser doblemente interesante y prácticamente infinita.
Agreguemos a lo anterior, que desde que las dos grandes cervecerías de México fueron absorbidas por los consorcios internacionales, la única y verdadera cerveza mexicana está representada por las cervecerías artesanales del país. Que además generan miles de empleos directos e indirectos y son parte importante de la industria agroalimentaria.
En la cerveza artesanal, el consumidor encontrará una bebida diferente a lo establecido. Producida con insumos naturales y de mejor calidad. Además, al adquirirla, se apoya la economía de muchas familias que de una u otra forma participan en la cadena de valor, desde la producción y distribución hasta el servicio.
La cerveza artesanal mexicana es, sin duda alguna, un producto que llegó para quedarse y que vale la pena darle una oportunidad.